El Secreto Poder de la Cortesía

EL SECRETO PODER DE LA CORTESÍA


“Se cortés. Escribe diplomáticamente. Uno debe observar las reglas de la cortesía, aún en una declaración de guerra” Otto Von Bismark, Canciller del Imperio Alemán.

Cortesía (politeness). Algo que no se enseña en las escuelas o universidades, que quizá hemos visto casualmente que la aplican alguno de nuestros padres, parientes o amigos. Pero jamás la hemos usado como un sistema de trabajo, con las implicaciones que tendría en nuestras vidas personales o profesionales.

Es por ello nos cuesta mucho trabajo, no la tenemos presente. La mayoría de veces la olvidamos por completo. Sólo los grandes cuadros diplomáticos internacionales tienen un entrenamiento formal en el tema.

Y sin embargo, la cortesía contiene los elementos para salir adelante en nuestras negociaciones y relaciones públicas.

La cortesía es la prueba de fuego que estamos en control de nuestras emociones, como la ira, la inquietud, el fastidio, la revancha.

La cortesía es como una camisa de fuerza que detiene todos nuestros demonios y evita que digamos o hagamos algo de lo cual nos arrepintamos después. Esa camisa de fuerza evita que dañemos irreparablemente la dignidad de la persona con quienes estamos tratando.

La cortesía es una disciplina que para dominarla debemos invertir tiempo y esfuerzo. Entre muchos ejemplos podemos incluir: no quejarnos en público, no evidenciar las faltas de otros en público, no contradecir directa e inmediatamente las opiniones de la contraparte, no enojarse aún si nuestra contraparte está enojada, no tomar decisiones precipitadas, no dominar la conversación en una reunión, sí escoger palabras empáticas, sí el detener nuestra ansiedad y nuestros movimientos físicos que denoten desesperación.

La cortesía nos otorga un espacio de tiempo para repensar las cosas, ¿quién dice que siempre vamos a tener la razón en todo y con todos?

La cortesía hace que nos podamos retirar de una mesa de negociación, de un trato que no nos convenga, pero dejando las puertas abiertas por si cambian las circunstancias y podamos regresar y ser bienvenidos.

La cortesía es una competencia humana y profesional en Japón. No es casualidad que en el país de los guerreros Samurais se haya desarrollado la mayor cultura de cortesía en el mundo. Y es, gracias a la cortesía, que hace que sus ejecutivos sean los más fuertes en una negociación. Ellos pueden negar algo con gracia, aunque no hablen palabra alguna.

No hay que confundir la cortesía con la debilidad. En realidad, es todo lo contrario. La cortesía es la mayor fortaleza que podemos poseer. Ante la adversidad y estímulos externos negativos, evitamos el sobre-reaccionar y demostremos temple con el que estamos hechos cuando la circunstancia nos llame.

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